(35 piezas para acompañar la lectura:)


noviembre 30, 2006

Borgues y la despedida

Hoy no habrá nada diferente afuera, como tampoco hubo un desastre todo este tiempo, aunque mucho menos una evolución. Este es el último día de un sexenio presidencial lleno de anécdotas, de ridículos, de actos desafortunados, de humor involuntario. Como reflexión al respecto, deduzco dos cosas:
-Vicente Fox jamás tuvo formación política.
-Todos los actores políticos iniciaron un proceso de reacomodo.



En lo primero no hay mucho qué acotar. Cuando llegó Fox a la presidencia traía un impulso increíble luego de las elecciones, una alta popularidad sobre todo de de esa gente mayor a los 30 años que creían que sacar al PRI de Los Pinos (esa zona boscosa en pleno Chapultepec donde viven los presidentes de este país) era sólo fantasía inalcanzable.

Dicha popularidad fue mal canalizada, recuerdo cómo al principio Fox coqueteaba con la idea de la reelección, además de que tuvieron el famoso problema del toalla-gate, que no es más que la injustificada compra de juegos de toallas de $ 4,000.00 c/u así como de juegos de sábanas de $ 38,000.00 c/u para la cabaña presidencial, sin olvidar esa extraña cena para recaudar fondos altruistas organizada por la naciente fundación (y ambigua, y conservadora) “Vamos México” (instituida por Martha Sahagún, esposa de Fox) en el Castillo de Chapultepec (construcción que data de hace muchos siglos, aunque la que hoy se conoce fue diseñada para el gobierno del emperador austriaco Maximiliano de Habsburgo, quien intentó gobernar a México en 1864, siendo derrocado tres años después (quien sí gozó de tan onerosa construcción fue otro emperador: Porfirio Díaz, a principios del siglo XX)) donde incluso tocó Elton John. Me parece que esa noche el cubierto estuvo en $ 100,000.00. Con anécdotas así, sólo se puede decir esto: vaya forma de proyectarse…

O sea que al principio, en vez de hacer política, da la impresión de que Fox perdió el piso, dada la fuerza brutal con la que entró. Desde entonces todos los actores políticos se reubicaron, el PAN, luego de 60 años, ya no era oposición, el PRI comenzó a fragmentarse, y el PRD se dio cuenta de que la silla presidencial era alcanzable.

Este sexenio también tuvo actos ridículos (pretenciosos, como los de un emperador que emplea ciertos símbolos para demostrar “grandeza”) como esa gran biblioteca al norte de la ciudad que es la más grande de América Latina, o ese edificio (la Torre Mayor) enfrente del Castillo de Chapultepec que también es el más grande de América Latina (como si Chile no tuviera una mejor economía que México, como si Argentina y Brasil no jugarán mejor fútbol que México, como si en Centroamérica no hubiera mayor hospitalidad, como si en Colombia no hubiera mejor café y mejor narco y mejores playas, como si en Venezuela no tuvieran mujeres más hermosas, como si en Cuba no hubiera hombres más atléticos, como si en Perú no hubiera mejores paisajes, como si a lo largo de toda la franja latinoamericana no compartiéramos una gran capacidad para crear, para inventar, para pensar, para escribir, para plasmar. No, México no tenía porque hacer símbolos como éstos)

Seis años después, tenemos un gobierno foxista donde, simplemente, nada pasó. No cumplió muchas promesas de campaña que tal vez sí se pudieron haber hecho pero con otra manera de dialogar, de acordar, o sea, de hacer política. No hubo buena oposición, ni tampoco hubo liderazgo, lo que hubo fueron las consecuencias de un voto tan mercadotécnico como el de se 2 de Julio del 2000. yo también fui uno de los que se ilusionaron con el discurso foxista, ese flautista de Hammelin que nos dio lo que necesitábamos: esperanza, pero de ahí no hubo más, faltó clase política, primero de su equipo, luego de la oposición, luego de los medios.

¿Qué tan culpable es Fox en todo esto? Creo que él es un señor manipulable, inseguro, sin autocrítica ni fuerza para no verse afectado por la crítica, que no nació para ser líder, para ser sofisticado, que es pueblerino, y por ello, bondadoso, me atrevería a decir que hasta es de esos señores que llegan a mostrar ternura, que no tiene por qué saber quién es Borges, o saber que no es Volpe sino Lavolpe. Nunca representó fielmente lo que es el PAN (a diferencia del actual presidente electo, Felipe Calderón, que es todo un símbolo del panismo moderno), así como tampoco representó efectivamente a éste México de múltiples voces. En su defensa se puede decir que al país no lo gobierna Fox y sus allegados, sino él con los legisladores, que son representantes de la gente. Sin embargo fue un sexenio sin madurez para tolerar, para dialogar, para criticar. Todas las discusiones al respecto, tanto en las Cámaras como entre la gente común, terminan en lo mismo: “éstos son los malos”, “éstos son los buenos”. No habría que olvidar que todos somos personas, que como cualquier otra, está llena de lados oscuros y lados luminosos, por eso creo que estos seis años hubo un grave problema del conjunto, creo que éste país aún es muy inmaduro para dialogar abiertamente. La victimización es el pan nuestro de cada día.

Seis años donde nada pasó.
Por no haber existido trabajo de grupo.
Y en eso todos los actores políticos son los responsables.



noviembre 15, 2006

Sociedades de Convivencia

-No discrimino a los homosexuales, son personas como cualquiera, de hecho en Provida contamos con asesoría para aquellos que quieran rehabilitarse, Jorge Serrano Limón.

-Gané el maratón para curar la homosexualidad,
Ned Flanders.




Provida es una asociación que nació en el 1978 como respuesta a una propuesta de ley para legalizar el aborto que el Partido Comunista (esa vieja y extinta izquierda mexicana…) emitió en ese entonces. Su fundador es Jorge Serrano Limón, personaje pequeño pero molesto dentro de la vida pública en este país. Él ha estado en contra de la pastilla del día siguiente, en contra del aborto en caso de violación, en contra de la Ley de Sociedades de Convivencia, la cual fue aprobada hace poco y consiste en dotar de “certeza jurídica a las personas que por su preferencia sexual y/o afectiva acuerdan establecer un hogar, compartir una vivienda en común y un espacio de interacción, en el que compartan derechos y obligaciones. Claro que para obtener beneficios de esta ley, se tiene que vivir en la capital del país, además los interesados deben ir a presentar por escrito que se está en una Sociedad de Convivencia a una de las 16 delegaciones en que se divide esta ciudad.

No es una ley a favor de los gays como se ha celebrado por ahí, es una ley a favor de todos aquellos que no viven sólos, ni con sus familiares, ni están casados. Conozco a tanta gente así. La unión libre heterosexual, los estudiantes que comparten un departamento o una casa para vivir mejor pero pagando menos, las chicas independientes que comparten casa pero que le ponen con muchachos antreros cada fin, los hombres solteros que viven juntos pero que son homofóbicos, las abuelitas que, a falta de hijos con una mayor conciencia, deciden juntarse para vivir sus últimos días en paz, en fin, además de las parejas homosexuales, hombres o mujeres.

A Serrano Limón este tema le da para echar espuma por la boca y no parar en dar sus interesantes opiniones con respecto a lo moralmente correcto, llega a decir que el mandato de Dios es vivir en matrimonio, que no existe otra opción para vivir la etapa adulta, la vejez. Y claro, ya se sabe que cuando alguien habla en nombre de otro, es una pista para saber que esa persona es soberbia. Nadie puede hablar en nombre de nadie, mucho menos del Dios cristiano, ya que lo único que hace es dar su opinión de lo que Dios es para él, pero no puede hablar en nombre de lo innombrable, de lo inconcreto, de lo absoluto, hasta contradictorio suena eso.

A este ínclito hombre de moral agraciada, le falta discernir de mejor forma ya que entre la ley divina y la ley de los hombres hay un abismo de diferencia. La primera tiene que ver con el proceso de Creación, con la parte metafísica de la realidad, con todo aquello donde el hombre no tiene que ver. En cambio, la segunda se tiene que hacer para dar orden y estructura a la sociedad, que es la forma en que se desarrolla de mejor forma el humano. Solo que esta sociedad también sufre su propio desarrollo, el cual no está siempre en correspondencia con las leyes divinas, así que lo mejor es que la ley de los hombres se vaya adaptando al desarrollo de las sociedades, y es innegable que en las sociedades modernas cada vez hay más gente que no cree en el matrimonio, que no le basta el amor entre hombre y mujer, que no confía en las Instituciones, que clama por una voz propia, que ve a la sexualidad como un método de conocimiento (conocimiento del otro, del placer, de la propia conciencia, de Dios (lo que lleva siempre al crecimiento personal)) en vez de simple método reproductivo. Así que en lugar de estar perdiendo energía afirmando que Dios dice que las cosas deben ser de otro modo, ¿por qué no entrarle a la discusión para regular lo mejor posible (en aras de la armonía) toda esta innegable diversidad que existe?

Eso es irse adaptando al movimiento de las épocas, como lo han hecho religiones, ongs, editoriales, cultos, gobiernos, empresarios, escuelas, en fin. Lo peor es que Provida, ya desde el ’78, era retrógrada. Hoy más bien, más que provocar fanatismos o enojos, lo que provoca es jocosidad, es una organización con un discurso bastante exótico, bastante oldie, bastante ignorable.

Link Provida
Link Ley de Sociedades de Convivencia



noviembre 09, 2006

Muerte hace tres días

Ni siquiera sabía que estaba vivo, así que la noticia tuvo doble impacto, primero por saber que había muerto, luego por saber que todavía vivía. Miguel Aceves Mejía era un intérprete de folclor mexicano con más de mil interpretaciones grabadas en su historia, y anécdotas populares al grado del mito. Él y el puertorriqueño Daniel Santos marcaron parte de mi infancia. A los dos los escuchaba en casa con viejos LPs de 45 rpm, a veces me sentía herido, enamorado, dispuesto a matarme por amor, aunque sólo tuviera 9 años. Creo que a ambos les admiré siempre la forma de cantar, tan expresiva, tan triste, tan de viejos, tan virtuoso. En Aceves Mejía encuentro el lamento que encuentro en los tangueros o en los intérpretes de fado, y que es difícil encontrar en los mexicanos, ya que aquí, más bien, lo que hay es un bravo festejo al desamor, a la pérdida, a la desolación, por eso voces como las de José Alfredo (tan admirado por Joaquín Sabina), como las de Antonio Aguilar o Javier Solís provocan tal identificación, aquí la gente vive el desamor apasionadamente, entonces queda en el olvido la voz y el piano de Agustín Lara, la universalidad de Aceves Mejía, el sutil dolor de (¿Benny? ¡no!) Daniel Santos, etc.

Ayer hubo un homenaje de cuerpo presente en Bellas Artes, tan discreto como su popularidad, pero que nada tiene que ver con su voz mediterránea que le da sentido a la sombra, a la tristeza, y que como buen genio, le da otro matiz al mismo folclor mestizo de siempre de este país.

noviembre 07, 2006

El observador de colonia

El día tiene imágenes, figuras que se muestran ante uno como estatuas móviles que ansían miradas, que ansían suspiro. Grietas de una región que no le pertenece a nadie, sólo a los observadores que recorren la zona como si la mirada fuera visitante amable, amante en vorágine, incidente cuántico.

Hay bitácoras para los sueños, bitácoras para el relato diario, bitácoras de viaje. Yo propongo una bitácora en la cual hablemos de la belleza fácil, esa que se da en nuestro camino a casa, en la hora de comer en el trabajo, en el cielo o las ventanas abiertas de los edificios en el tráfico, a mitad de una clase en la universidad, justo cuando la puerta abierta y los compañeros desconocidos pasan uno tras otro, abstraídos o no, en grupo o solos, en pasarela o sin ella.

El pasado jueves 26, yo recopilé devotamente estos recuerdos (la Ciudad de México fue la dadora de vida, la que posibilitó estos encuentros, la que suscitó el hechizo):

-Cruzando por un puente peatonal, vi a una mujer con un suéter verde que de primera vista me pareció amistosa; entró a un Sanborns varios pasos antes que yo; adentro me topé con ella tres veces y en las tres confirmé esa primer percepción de persona amistosa, solitaria y amable; me la encontré en el cajero, rumbo a los dvds y eligiendo un perfume, aunque yo sólo iba a ver libros y revistas; en este último encuentro me sonrió como se ve que le sonríe a cualquiera, sin discriminación, sin prejuicio, sólo accionando una leve sonrisa ante cualquier estímulo, sin esa afamada intención femenina de la coquetería, y deshaciéndose de mí apenas el vendedor de perfumes volvió a hablarle.

-En un café un niño, que se ve que llevaba poco tiempo de haber aprendido a hablar, se acercó a mi mesa para mostrarme sus juguetes y enseñarme cómo los iba a esconder en una canasta que más o menos le quedaba a su altura. Le pregunté que por qué los ponía ahí y me dijo “porque sí”, con esa voz en extremo inocente, suave y repleta de ternura que tienen los niños pequeños, los bebés que van dejando de serlo.

-En el departamento ubicado en un cuarto piso estaba una persona (que no alcancé a distinguir si era hombre o mujer) sentada junto a su ventana a punto de cenar, con el periódico en la mano, y un diseño de interiores hermoso, lleno de naranjas y cuadros en rojo tipo Kandinsy, objetos arte-objeto, lámparas de diseño alemán, danés, brasileño, qué sé yo. El ventanal no tenía cortina, así que fue una delicia ir descifrando poco a poco el interior de esa estancia. Lamenté no tener mejor vista.

-El manuscrito de mi primer poema más o menos largo, luego de varios meses de no escribir poesía, lucía atractivo junto a la pluma punto fino, el servilletero y las copias de un cuento. A veces me gusta tanto mi letra, el chiste es ordenar pronto tantas ideas y tantas notas ya que, con el tiempo, luego hay palabras que no reconozco y que por lo mismo, pasan a ser sendos garabatos.

-En la calle de Adolfo Prieto hubo una fonda con un espectacular letrero de “Menú del día” que me hizo añorar alguna cámara fotográfica. Fue el único momento de ese 26 que ansié tener una.

-Por la noche fui por mi novia al centro donde toma cursos de numerología. Como este centro está acondicionado en un departamento que da a la calle, se puede ver desde afuera el interior del lugar a pesar de las persianas de las ventanas. Mi mujer estaba sentada en un extremo, sólo nos separaba la pared, yo me la pasé un buen rato viendo parte de su cuerpo desde afuera, primero su mano con la pluma que no cesaba de escribir, luego sus muslos debajo del cuaderno, luego su frente que se arrugaba ante una buena idea, después su boca, serena y luminosa, después su cabello, su cuello, sus ojos que jamás voltearon a verme, a pesar de sentirse observada.

El día de hoy, dicha bitácora podría contar con la imagen de mi hija con sus ojos cerrados involucrándose en-cuerpo-y-alma con sus sueños, la taza blanca con café negro, cada persona que me encuentro en la calle y que también va iniciando su día, que también va agradecida por ello, que también me miran aunque no nos animemos a sonreírnos.


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