1995 fue un año de encuentro en lo personal. Era un año de amigos, de tercero de secundaria, de materias ampliamente reprobadas. Comenzaba a regresarme en transporte público a mi casa luego de la escuela. Salíamos a las 2:10 pm. Aizha era mi nueva amiga. Salvador y Juan Carlos los compas desde la primaria. Me enamoraba de Anaid, de Estefanía. Escribía cartas insistentemente a Sandra, a Pamela, a Jessika. Comenzaba a seducirme la escritura. Comenzaba a volverse cosa habitual la inconformidad.
Ese año escuché, gracias a un programa de radio que pasaba de lunes a viernes a las 10 pm en el 105.7 de fm, una canción que me introdujo a una realidad que no pensé que existiera. Numb, de Portishead, inundada de sampleos y un hammond que suena a murciélago, además de esa voz como aplastada que canta But this loneliness It just won't leave me alone.
Cambió todo luego de Numb. La música pasó de ser un acompañante de momentos a ser un lenguaje metafísico. O tal vez una esperanza: al escuchar la música del mismo modo que se lee un libro o que se ve tras la ventana en un viaje de carretera, habría entonces un acceso a otro estado, un rompimiento con cierto plano de la realidad que abriera de inmediato una especie de dimensión sígnica, laberíntica, lúdica.
Esa era la sospecha.
Así fue la concreción luego de pasar dos años escuchando ese discreto programa dedicado a la música alternativa (con el permanente énfasis de que lo alternativo no era sólo Nirvana (y el también permanente riesgo de que un programa así no es redituable en nuestra aburridísima radio mexicana)) con sus infaltables martes abstractos dedicados al acid jazz, al jungle, al trip hop, y esos excitantes cierres que el conductor Camilo Lara programaba con frecuencia donde el chiste era la sorpresa, entonces escuchábamos a Juan García Esquivel (previo a su boom), a Monabel, a Walter Wanderley, a Blue Nile, a Magic Pacer, a Combustible Edison, a Oscar Peterson, o incluso lounge catalán o de otros países que quién sabe cómo conseguía.
Esto era más o menos la programación de aquel programa: Morrissey, XTC, The Boo Radleys, Tania Donelly, For Squirrels, Catatonia, The Smiths, Nick Heyward, Dubstar, Cocteau Twins, Suede, Octopus, The Breeders, Manic Street Preachers, Laika, Pavement, The Wonder Stuff, Tricky, Happy Mondays, The Charlatans, Hum, Chemical Brothers, Dust Brothers, Sleeper, EMF, The Wannadies, Gene, Massive Attack, Lion Rock, The Divine Comedy, Henry Rollins Band, Rage Against the Machine, Fluffy, The Sugarcubes, Space Hog, Orbital, Propellerheads, Goldie, Stone Roses, Alex Reece, Cranes, Shed Seven, Money Mark, Super Furry Animals, MC Solaar, etc. (toda esta música la grababa devotamente en cintas de audio (kcts), básicamente Sony. Vi cómo fueron aumentando de precio de 6 a 10 pesos con el paso de los (2) años. Tengo unos 50 cassettes de memoria alternativa, ahora sólo me falta una casetera, la que tengo no sirve ya)
El programa fue cancelado y hubo que buscar un auxilio a ese vacío nocturno de 10 a 11, sin embargo todo lo que fui descubriendo (lo poquito que se podía descubrir en 1997) no tuvo ese impacto estético que Portishead y Camilo Lara me propinaron a mis 14 años.
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II.
2008 fue un año de retorno para Portishead. Sacaron su tercer álbum luego de 10 años de ausencia y fue como volver a ver a amigos de la infancia que a primera vista no reconoces pero que basta con hablar con ellos unos cuantos minutos para identificar esas sonrisas, esos juegos, esas voces, esas miradas.
También fue un año idéntico al 95 musicalmente: una canción emocionante que me abre una dimensión exquisita.
No sabía nada de música ¿neoalternativa? de éste siglo. Sabía los flamantes refinamientos discográficos (no sé si eso sea un halago) de Radiohead y Bjork, sabía algo de The White Stripes y los Libertines, pero en general habían pasado ya esos años de sed alternativa, de ansias de ruptura, o al menos, de novedad.
Hasta que un día me topé con una canción y de nuevo aquel viejo romance. Ya no era el 105.7 ni tampoco se venden ya kcts, hace mucho que no sé nada de los tantos amigos del 95 ni tampoco escribo cartas, aunque esto apenas hace un año lo seguía haciendo con insistencia. Estoy casado con mi mejor amiga y me encanta que la pueda besar y que pueda presumirle esta música. Nuestra hija baila con cierto donaire moderno estos sonidos que durante el 2008 he ido recolpilando (también devotamente) gracias a las bondades tecnológicas de esta época, sumamente diferentes a las de 1995.
La bendita estación de radio es el 90.9 de fm. La canción: That’s not my name de los Ting Tings. El espíritu es el mismo: la reinvención, el disfrute, la investigación, el lenguaje pop, los signos pertinentes para un anima mundi sonoro.
Lo recopilado estos últimos meses: Santogold, The Pipettes, Sharleen Spiteri, Neffa, Friendly Fires, The Black Ghosts, The Black Keys, The Black Affair, The Black Kids, Digitalism, Foals, M.I.A., Calexico, Bengala, Ladytron, The Hives, Client, Hot Chip, The Rapture, Zero 7, The Last Shadow Puppets, Chairlift, Kanye West, The Roots, Lykke Li, Franz Ferdinand, Articolo 31, Puppini Sisters, Lupe Fiasco, Broken Social Scene, Neon Neon, Feist, King Khan & The Shrines, Revl9n, Hercules & Love Affair, Bran Van 3000, Tahiti 80, Gnarls Barkley, Vive la Fete, Sigur Ros, Yelle, VHS or Beta, The Verve, Peja / Slums Attack, MGMT, Crystal Castles, Kings of Leon, Mercury Rev, Fiery Furnances, Cut Copy, Cansei de Ser Sexy, Studio, The Helio Sequence, The Raconteurs, The Go! Team, etc.
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