difícil encontrar en los mexicanos, ya que aquí, más bien, lo que hay es un bravo festejo al desamor, a la pérdida, a la desolación, por eso voces como las de José Alfredo (tan admirado por Joaquín Sabina), como las de Antonio Aguilar o Javier Solís provocan tal identificación, aquí la gente vive el desamor apasionadamente, entonces queda en el olvido la voz y el piano de Agustín Lara, la universalidad de Aceves Mejía, el sutil dolor de (¿Benny? ¡no!) Daniel Santos, etc.Ayer hubo un homenaje de cuerpo presente en Bellas Artes, tan discreto como su popularidad, pero que nada tiene que ver con su voz mediterránea que le da sentido a la sombra, a la tristeza, y que como buen genio, le da otro matiz al mismo folclor mestizo de siempre de este país.

3 comentarios al respecto:
También me dejas impactada!!!
Jeje, me pasaba lo mismo de niña, puedo asegurarlo.
Un beso!!
Si, ami también me gustaba su música. Pero ya ves, así es la fatalidad. Lo bueno es qurt aún tenemos sus discos. Saludos.
Aca en Chile, fue una noticia q tubo mucha cobertura, hasta yo me inpresione de ver cuan popular es la musica mexicana aqui...
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